Tenía 22 años cuando empecé mi primer trabajo. Me sorprendió mucho haber encontrado un trabajo con una semana de búsqueda cuando por experiencias cercanas sabía que solían ser procesos largos y duros. Era una empresa pequeña en un pueblo pequeño, éramos alrededor de 11 personas cuando entré.
Mi primer día fue un poco tenso, yo era todavía una cría, cuando tienes menos edad y especialmente en tu primer trabajo no tienes la habilidad de poner límites como lo haces cuando eres más adulta y especialmente no tienes las herramientas para encontrar otros trabajos con facilidad, yo desde luego quería aprovechar mi oportunidad, así que sencillamente dejaba pasar comentarios. Comentarios evidentes que le hacían a mi jefe sobre que se ponía nervioso cerca mía o creándome el correo, que qué le pasaba que estaba tan tenso, él se reía tímido. Estos comentarios se lo hacían sus socios. Yo sabía por donde iban los comentarios pero me hacía la loca para no provocar situaciones incómodas.
Hago un apunte para decir que no ha sido una excepción sino que en TODAS y cada una de las empresas en las que he entrado a trabajar han habido comentarios de si tenía novio, sobre mi físico, y ser un sorteo para los hombres solteros de la oficina. Esto me creó complejos por siempre, siempre sentí que todo lo que conseguí fue por mi físico. Ahora es un asunto muy trabajado pero recuerdo sentimientos de querer arañarme la cara siendo pequeña, sentía que era yo misma quien provocaba estas situaciones.
Desde que entré a esa empresa, como junior, junto a un senior que me mentorizaba, tuve que esforzarme 1000 veces más que el resto de mis compañeros para demostrar mi valía, hasta el punto que acabé siendo yo quien acabó mentorizando a mi senior, pero con el mismo salario que el junior. Tuve que ganarme el respeto de todos y cada uno de mis compañeros. Puedo decir años después, que nunca me han tomado en serio en una empresa, y cuando lo han hecho ha sido por tener que demostrar 1000 veces más que todos mis compañeros hombres quienes generalmente no me escuchan, ni siquiera toman mis argumentos o propuestas en valor y desvalorizan mis conocimientos.
Volviendo al tema del primer trabajo, yo aún era una niña y no sabía cómo iban estas cosas. Un día nos invitaron a un pub donde tocaba justamente este jefe. Yo fui junto con el resto de mis compañeros pero fui la única que recibió un WhatsApp al día siguiente que ponía Gracias por venir ayer! <3
. Yo no sabía si era normal o no era normal que tu jefe te escribiera por WhatsApp, el tema es que me comentó que no sabía que yo programaba y que tal vez había hueco para mí en la empresa, quería probar, quería ayudarme, me pasó una prueba técnica y empezamos el proceso de selección. Todo iba sobre ruedas.
Yo estaba contenta por estar fomentando mis conocimientos de programación, por ser tomada más en serio, por tener ayuda por parte de mi empresa para formarme ¡era genial! duró únicamente una semana. Después de haber desarrollado mi primera landing no tuve más respuestas de esta persona, no me mandó más trabajo, me evitaba en la oficina. Yo seguía a media jornada y apenas podía pagarme el alquiler así que conseguí otra oferta de trabajo y convoqué a todos mis jefes para negociar.
Insistí mucho en que quería que estuviera esta persona, convocamos hasta una reunión para el día siguiente para que el estuviera. No vino. Lo único que sé es que después de esta semana trabajando juntos consiguió novia, me la presentó en la cena de Navidad. Fue justo cuando no solo no volvió a hablarme, sino que empezó a evitarme. La sostenibilidad de un trabajo, un piso y comida a final de mes, dependía no solo de mi falsa accesibilidad sino de la aleatoriedad de una historia inventada en la cabeza de un hombre.
No quiero desmoralizar a ninguna mujer diciendo que ojalá esto hubiera sido el desastroso principio de mi carrera y que no es la norma general, pero fue solo un punto de partida que ha corrido sin frenar lo más mínimo. Hay gente increíble en este mundo chicas, os lo prometo. No os diré que es todo el mundo, pero se puede disfrutar del camino. Hay esperanza.